¿Cómo me enteré de que tenía insuficiencia renal crónica?

Una visita médica que cambió el rumbo de mi vida

Mi camino hacia el diagnóstico comenzó cuando acudí a una consulta con mi urólogo. Después de revisar mi caso, me indicó que no podía atenderme directamente y me recomendó acudir con un nefrólogo. Fue así como decidí buscar una segunda opinión con un especialista en salud renal.

El diagnóstico definitivo: insuficiencia renal crónica y degenerativa

El nefrólogo me solicitó una serie de análisis clínicos para evaluar el estado de mi salud renal. Cuando obtuvimos los resultados, acudí a la consulta acompañado de mi esposa, Pati. Fue entonces cuando el médico nos explicó claramente la situación: yo padecía una enfermedad que iría deteriorando progresivamente mis riñones, al punto de que eventualmente requeriría tratamientos como la diálisis o incluso un trasplante renal.

Un golpe emocional inesperado

Salir del consultorio fue un momento difícil de describir. Pati y yo nos abrazamos, y no pudimos evitar romper en llanto. En ese instante, el peso de la noticia se volvió aún más fuerte al pensar en nuestra familia. Nuestro hijo menor, Patricio, acababa de nacer. Álvaro, otro de nuestros hijos, tenía apenas cuatro o cinco años, y José, el mayor, rondaba los catorce o quince. La incertidumbre por el futuro, y el temor de no poder estar presente para ellos, nos sobrecogió profundamente.

La importancia del apoyo familiar ante un diagnóstico crónico

Este momento marcó un antes y un después en nuestras vidas. La noticia no solo me afectó a mí como paciente, sino también a mi esposa y a mis hijos. Enfrentar una enfermedad crónica como la insuficiencia renal requiere no solo tratamiento médico, sino también un entorno de apoyo emocional y familiar sólido.